Roger Federer: comer se ha vuelto un pasatiempo con mi esposa

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Dos de los grandes placeres de la vida son viajar y comer, y una de las profesiones que permite combinar ambos es el tenis, esa carrera que mantiene a los profesionales recorriendo el mundo entero, que los tiene alejados de sus familias y seres queridos durante mucho tiempo, pero que también tiene privilegios a los que pocos pueden acceder.

Roger Federer siempre se ha mostrado como un amante de las artes culinarias y es de esos tenistas que disfruta de la comida, sobre todo cuando recorre el planeta para maravillar con su tenis. "Me gusta explorar. Estoy totalmente abierto", confiesa Federer cuando se le pregunta si tiene algún límite en cuanto al tipo de comida.

"No soy el tipo de persona que dice: 'Ooh, solo tengo que comer sándwiches de pavo todos los días', no, no, no, no. Salgo a comer japonés, ayer comí francés, comeré comida mexicana esta noche, siempre como pasta antes de mi juego.

Se ha convertido en un pasatiempo con mi esposa, comemos fuera y exploramos los excelentes restaurantes de la ciudad. Me gusta indagar en la cultura y explorar y respetar lo que comen", remarca el oriundo de Basilea.

En esta especial entrevista con la publicación CN Traveler, Federer también habló de uno de los aspectos negativos de viajar, el jet lag.

"Siempre pienso en el cambio de tiempo que está por venir. Casi me olvido de qué hora es en el lugar donde me fui, y vivo en la nueva zona horaria: trate de comer en el momento correcto, vaya a la cama en el momento adecuado y trate de no hacer trampa en esas cosas", aconseja el helvético, ese que tiene como hotel favorito el Burj al Arab en Dubai. "Pasamos mucho tiempo allí, y hemos llegado a conocerlo realmente bien".