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Hay quienes nacen tocados por una varita mágica, pero también con la certeza y total seguridad de saber su misión en la vida, de estar convencidos para qué vinieron a este mundo cuando apenas son unos niños.
Uno de los mejores tenistas de la historia es sin duda Novak Djokovic, un jugador que descendió al infierno de las lesiones, pero que ha vuelto repotenciado para reconquistar la gloria, la que vivió una vez más el pasado domingo cuando conquistó su cuarto Wimbledon.
Pero llegar a ese punto ha sido un largo recorrido, toda una vida, pero desde que apenas tenía siete años, cuando el uso de la razón se hace cada día más claro, Novak Djokovic sabía lo que haría por el resto de sus días, vivir con una raqueta en la mano.
"En el tenis me encanta la derecha, revés y volea. Con eso derroto a mis oponentes", comienza explicando en esta entrevista televisiva el pequeño Novak, muy suelto, una personalidad que tiene desde pequeño y con la que cuenta como era su vida entonces.
"Juego en las noches, estudio de día y practico en las tardes después de hacer mi tarea".
Lo más revelador de aquel momento, seguro uno de los primeros en un medio de comunicación, fue conocer lo que ya estaba en la mente del niño de Belgrado ante la pregunta si el tenis era un juego o un deber.
"El tenis para mí es un deber", suelta sin pensar "Nole". "La meta es ser el número uno del mundo", cierra este video que le compartimos a continuación para que observen en detalle a este histórico tenista.
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